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a samiento de Pío VII y recordaría las grandes utili- dades de un establecimiento educativo, cosa que en todos los tiempos ha atraído la atención de los Santos. San José de Calasanz (1556-1648) abando- naba la brillante carrera que le abrían sus estudios para buscar otros compañeros y darse a la educa- ción de niños pobres. San Pedro Fourrier (1565- 1660) deja sus aficiones y estudios clásicos para abrir en Mircourt una escuela elemental, esforzán- dose por formar maestros capaces de regir tales centros. San Juan Bautista de La Salle (1651-1719) comienza [por renunciar su canonicato de Reims para vivir pobre entre unos discípulos pobres, ente- ramente consagrado a la enseñanza del pobre pue- blo. Gaspar hubiera ambicionado realizar una obra parecida, pero tal vez pensó que su campo mejor sería el apostolado, y sobre todo, Dios tenía desti- nado para esa labor otro hombre, italiano como Gaspar, que se llamaría D. Bosco y que estaba a punto de ver la luz del mundo para alivio y padre de la juventud. D. Bosco nace en 1815, Se rodea en Turín de niños andrajosos y abandonados y establece la Congregación de Salesianos... Dios ha dado a cada astro su Órbita y a cada hombre su misión. Gaspar debía establecer una cátedra más alta que la de la escuela, donde se hace la sementera humana. Sin embargo estaba también llamado a llenar provisionalmente esa gran laguna... Pío VII le recomienda la fundación de una Congregación ARMA A AE al AA a
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