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rro e ug min MÍ z $ A e generosas, que en todo diluvio flota un arca salva- dora; sino.que la educación había torcido las incli- naciones de los pueblos y era preciso empezar a formar de nuevo la obra humana útil y aprovecha- ble, apoderándose de la juventud... Napoleón mis- mo, que era a la vez católico y revolucionario, que en los autores clásicos, en donde sus contemporá- neos buscaban a Bruto, él halló a Octavio; que en el altar, donde los demás adoraban la libertad anár- quica de Grecia y Roma, él ofrecía culto a la tira- nía, meditando en Santa Elena la obra realizada, lamentó «la torpeza de los que nos educan»... (1) Dejemos, pues, paso a una pedagogía, cuya nece: sidad se siente siempre, pero sobre todo después de una época tan turbulenta y anárquica de las dos ¿décadas pasadas. Indudablemente en más de una ocasión acariciaría el Beato Gaspar el mismo pen- (1) Napoleón fué a lá vez revolucionario y católico. Católico por con- vicción y por educación, pero revolucionario por cálculo. Católico de esos que quieren serlo, como dice Rivas, persiguiendo a los Papas, robando a la Iglesia, resolviendo las dificultades canónicas por medio de la espada; de esos que admitiendo las premisas niegan las consecuencias, no porque no las crean legítimas, sino porque así conviene a sus intereses políticos. (Curso de Hist. Ecl. tom. Ill, pág. 337.) A Cuando en 1801 envió su Embajador a negociar con Pío VII, le dijo: «Tratad al Papa como si estuviera al frente de 200.000 hombres». Lo que quería era un Papa a su gusto y a su servicio... Al ser proclamado Empe- rador exigió que fuese el Pontífice a París para consagrarle. Quiso eclip- sar la gloria de Carlo Magno... El día 2 de Diciembre de 1804 se hizo la coronación, después de la cual Napoleón tomó la corona y se coronó por sí mísmo, coronando luego a la Emperatriz... Cuando el Papa protestó contra.las órdenes e intromisiones del Emperador, éste contestó en 13 de Febrero de 1806: «Toda la Italia quedará sometida a mi dominio, etc...» Quieren denuñciarme a la Cristiandad... El Papa que tal hiciese dejaría de ser Papa a mis ojos...»