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ss de Europa se convirtió en llanto... Cuando en 1795 quiso autorizarse otra vez el culto católico suprimi- do en Francia, tuvo en contra, además del fatalismo revolucionario, a los obispos y párrocos intrusos y a los teofilántropos (1). Aquella fermentación de ideas paganas creó una psicologia también pagana y se propagó por toda Europa por medio de las sectas secretas y de los ejércitos republicanos en las guerras de 1796, 97, 98 y 99... Así llegaba Pío VII al Pontificado, en medio de una perversión común de ideas y de sentimientos que parecían recrudecerse durante el Imperio de Napoleón, a pesar de sus esfuerzos por contener el torrente de tan impuras aguas... Los males que Pío VI tocó y que le obligaron a exclamar: «La co- rona del martirio es para mí más brillante que la: que llevo», se multiplicaron en la hora en que Pío VII pensaba en poner un dique a tanta devas- tación, apoderándose de la juventud. Sabido es que constituído el infame Haller gobernador de Roma el 15 de Marzo de 1798, suprimió la Propaganda Ca- tólica (2) y que las ideas aquellas con estas Órdenes debieron fomentar en el espíritu público un profun- do abandonou de la religión... Las generaciones que habían subido hasta el año 1814, testigos de tanta revolución y tanto ateísmo, llevaban carcomidas las entrañas. No que dejase de haber almas nobles y (1) Secta de deistas que sustituya a la caridad y al sacrificio cristiano cierta benevolencia humana y cosmopolita. (2) La orden decía: «El ciudadano Haller suprime la Propaganda por considerarlo un establecimiento inútil.» A A A A A A
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