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72 LA PERLA DE LA HABANA por los antecedentes y consiguientes de la vida. Si van acompañados de una vida virtuosa, revisten el carácter de favores extraordinarios de Dios..... Aun persuadidos como debemos estar de que ese camino no es el mejor, y «de que un solo acto de la voluntad en caridad vale más y es más precioso delante de Dios que todo el bien que puede esperarse de tales gracias», sin embargo, ellas son la medida y el sello de que una criatura ha lle- gado a un grado excelente de perfección y de unión con Dios. Esta es la regla general..... Aun podemos añadir que muchos de los que se vieron privados de estos dones llegaron a ser, sin comparación, mucho más santos que otros que los recibieron con profusión, como queda nota- do. De ahí que nuestra ilustra monja hiciera tan poco aprecio de tales favores y que temiera tanto cuando le- ocurrían por voluntad de Dios. Mas es preciso confesar que Dios, al dar el sello de es- tos favores extraordinarios a un alma, tiene un fin parti- cular, y respetando este fin se tranquilizaban los Santos. y aceptaban de buen grado todo lo que Dios quería hacer de ellos o por su medio. Así entramos llanamente en lo que a este capítulo atañe, sin temor a que tropecemos- con alucinaciones telepáticas, sugestiones o fascinacio- nes meramente neuropáticas. Hablemos primero de la penetración de los sentimien— tos ajenos y lo que se llama segunda vista... II Este fenómeno no es raro en los Santos. En Sta. Ca- talina de Sena era casi continuo, muy continuo en San Vicente Ferrer; lo vemos de ordinario en Santa Teresa, la cual, según los testimonios más exactos de sus religio-

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