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SOR MARÍA ANA DE JESÚS 69 Si no queremos romper la tradición entera de los San- tos tenemos que llegar a una conclusión..... Hay gran diferencia eutre los fenómenos neuropáticos y los fenó- menos místicos. No es prudente atribuir a acción sobre- natural todo lo que ocurre en lo más escogido de los Siervos de Dios... Ni la Iglesia ni los mismos pensaron jamás tal cosa. No hay duda que lo natural se mezcla constantemente con lo sobrenatural en la historia de los Santos. Reconocemos que los casos de lejana visión, como los de visión interior, pueden hallarse igualmente en los Siervos de Dios y en los demás que no se distin- guen de modo alguno de la mayoría de la gente... Pero en estos últimos sujetos se ignora aún a qué combinación extraordinaria en el proceso de las leyes naturales es de- bida la causa de estos fenómenos, que quizás experimen- taron una sola vez en su vida... En los Santos esta pene- tración no puede separarse ni de las virtudes que la preceden, ni, sobre todo, de las que le siguen, que son las que constituyen su significado (*). Generalmente, las revelaciones se acompañan de visiones y apariciones, ya de la Virgen o de Jesucristo a un Santo, ya de un Santo muerto o vivo a otro Santo (*). Ya sabemos que en las le- yendas son muy numerosas estas apariciones, pero las hay también auténticas en las vidas de los varones de Dios, comprobadas por testimonios incontrovertibles. Hay visiones y revelaciones que son de Dios... Otras que son del demonio... Otras que son de la naturaleza... En fin, los fenómenos externos, como las suspensio- nes y los estigmas, son gracias sujetas a muchos lazos, () Joly, «Psicología de los Santos», pág. 87. Ibid. Rec de San Pedro Al 2 :nse los casos de San Jerónimo y San Agustín, intara y Teresa de Jesús.

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