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eS e l | A AP e pu e sd NS . A a 322 LA PERLA DE LA HABANA Habanúu, abril 20-1911. , Rvyda. Madre Abadesa. Muy Ryda. Madre: Con sumo gusto me dirijo a usted para hablarle de un asunto que ha llenado de agradeci- miento mi corazón. Se trata de Sor María Ana, de esa monjita de la cual acabamos de obtener un milagro, En el mes próximo pasad» tuve un cuñado gravísimo; los mé- dicos no daban ya esperanzas de vida. Permaneció en ese estado por espacio de ocho o diez días, en los cuales tuvo la dicha de recibir los últimos Sacramentos, y le habían puesto algunas medallas milagrosas. En tan angustiosos días, y el día de mayor gravedad, me preparaba yo a salir para casa del enfermo, cuando una prima mía me aconsejó le pidiera una reliquia de Sor María Ana a su hermana "Candita”, la señora de Ba- tista. Así lo hice, habiendo obtenido de tan bondadosa señora dicha reliquia, la cual se le puso enseguida, to- cándole con ella los pulmones o el pecho, pues lo que tenía era una grave pulmonía. Horas después se le pre- sentó un fuerte delirio y se levantó de la cama con tal fuerza que nadie lo pudo sujetar, pero su enfermedad fué cediendo, hasta el punto de que ya está casi bien y ha aumentado en la convalecencia ocho libras. Ya podrá V. figurarse lo contentas y agradecidas que estaremos a Sor Angela; y, como yo ofrecí publicarlo, se lo dije a "Candita”, la hermana de Sor María Ana, y ella me aconsejó que mejor sería que yo le escribiera a usted participándole lo ocurrido. Al mismo tiempo, le ruego me envíe alguna reliquia de Sor María Ana, lo cual le agradeceré en el alma, y V., reyerenda Madre, tenga la bondad de oncomendar en sus santas oraciones a mí y a toda mi familia. De usted s. s., Aracelía Ariza, H. de M. EI TO

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