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320 LA PERLA DE LA HABANA Pocos días después una de mis hermanas cayó enfer- ma con fuertes vómitos, pues su estómago no le admitía nada, ni aun en líquido, pues todo lo devolvía, con dolo- res violentos. Mi madre le prestó la reliquia de la santa Madre, que yo le había enviado, y en el momento se sin= tió curada, cesando los vómitos y los dolores; y ahora come de todo, sin sentir molestias de ninguna clase. Seur Bernadette de Ste. Gerard.» Es copia exacta, y esta Hermanita, muy sencilla y fer- vorosa, es inglesa, donde tiene su madre y hermana a quienes ha favorecido Sor María Ana. Policarpo M.* Barco. A. M. D. G.—Plasencia, 24 junio 1913. Habana, junio 5, 1913. Rvda. Madre Abadesa Superiora de las Capuchinas. Rvda. Madre: Con muchísimo gusto deseo poner en su conocimiento un milagro obtenido por intercesión de la Sierva de Dios, Sor María Ana de Jesús. Venía padeciendo durante siete años de unos dolores hepáticos, con fiebre muy alta, sufriendo horriblemente y poniéndome bastante mal cada vez que se repetía el ata que, lo cual sucedía algunas veces con tanta frecuencia, pues me daba el dolor tres o cuatro veces durante un mes, teniendo, a veces, temporadas de encontrarme real- mente grave y sin ningún alivio, a pesar de todos los esfuerzos que hacían los médicos por ver si podían cu= rarme. En enero de 1912 me dió el último ataque, bas-= tante fuerte, y encontrándose, por casualidad, en mi po- der una reliquia de Sor María Ana, me encomendé a ella, y, pasando toda aquella noche con la reliquia debajo se dd q 1 % E $ FE IA

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