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Como elementos corroborativos insertamos las sim guientes cartas. No pretendemos dar a todo su conte= nido carácter de milagroso; son favores que, obtenidos por intercesión de Sor Maria Ana, sirven para darnos nueva idea o para prestar mayor color a lo ya escrito. No se nos tache de crédulos; sabemos poner cada cosa en su lugar; no todo es maravilloso, pero todo puede ser útil a nuestro intento. APÉNDICE ll Gracias obtenidas por mediación de Sor María Ana, después de su muerte ¡Viva María Inmaculada! Para mayor gloria de Dios en su Sierva Sor María Ana, doy fe en ésta de un milagro obtenido por ella, y en confirmación de lo que digo estoy dispuesta a cuantas pruebas exijan. «El día 6 de diciembre de 1907 tomé el santo hábito de- novicia, en el convento de Santa Clara, en esta ciudad, pero al mes y medio de estar en él me enfermé del hí= gado, complicado con el estómago; la enfermedad con- sistía en vómitos, pero al extremo que absolutamente ningún alimento, medicina ni agua podía retener, estan= do, por lo tanto, extenuada. ' Los médicos, no encontrando solución a mi enferme-= dad, ordenaron que tenía que volver con mi familia, A PA

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