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SOR MARÍA ANA DE JESÚS 305 allí me manifestó todo mi interior y muchas cosas aun de <uando estaba fuera, y al mismo tiempo se humillaba co- mo si fuera ella la más pecadora del mundo; llorando me decía muchas cosas, y entonces también pude apreciar que, si no fuera por milagro, era imposible que pudiera vivir; al estrecharme contra su corazón me asusté, porque eran tan fuertes y repetidos los golpes que el corazón le daba, que yo creí que entonces mismo se le abría el pe- cho; y allí digo, que se sentían cosas no de esta vida, sino divinas y celestiales. Desde aquella noche quedé mudada por completo. Muchas veces me ha sucedido estar con tentaciones terribles contra la santa pureza, irme al lado de mi que- rida Madre y desaparecerme enseguida, y, como ya sa- bía el remedio, cuando me sucedía esto procuraba ir a su lado y siempre sentía tan santos efectos. Penetrarme el interior fué muchas veces. Coneluyo, porque si fuera a decir me haría intermi- nable; pero no es para una carta. Dignese darme su paternal bendición y no deje de pe- dir en sus fervorosas oraciones por esta pobre e indigna capuchina q. b. s. p., Sor Maria Paz Navarro. WQotubre 1913. DocuMeENTO DE Sor María Irujo Convento de Religiosas Capuchinas de Plasencia A. M. D. G.—Viva Jesús nuestro Amor M. R. P. Juan de Guernica. Amadisimo Padre: No puede V. R. figurarse con el gozo que tomo la pluma mandada por nuestra R. M. Aba-= 2

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