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SOR MARÍA ANA DE JESÚS mómetro, subía toda la columna. Si hay quien diga que lo calentaban las Religiosas al fuego, es un infame ca- lumniador. Lo han presenciado varias veces mis com= pañeros D. Inocencio Mora y D. Gregorio Diaz. Este úl- timo señor dudaba de tan alta temperatura, y teniendo yo que hacer un viaje sin decir nada a las religiosas, pues tenía interés en que Diaz, como médico del señor Obispo lo apreciara por sí, le encargué esta visita en mi ausen- cia y no sólo observó que su termómetro subía 42 grados y décimas (toda la columna que tenía), sino que el último día que visitó a Sor María Ana, puesto en la mano y a su presencia, se le estalló.» (*) Este fenómeno no se explica naturalmente. Veamos la tabla apreciativa del estado térmico que trae el Dr. Va- 1i(*). Temperatura normal se tiene cuando el termó- metro señala 36%-37" Fiebre levo, 37? 1-37% 9/10. Fiebre ordinaria, 38”-38* Yo. Fiebre vehemente, 39"-39* 910. Vehementisima, 40%-40" 5/10. Muy peligrosa, 40*- %10-41%. La fiebre es siempre mortal cuando el calor durante el día llega a 41? 0 41 y fracciones, o sube a 42, (*) Es, por consiguiente, contra toda previsión cientifica lo que en ella ocurriría, lo cual no tendría explicación sino recordando que el amor de Dios abrasaba aquella alma y O, se comunicaba al cuerpo, que a veces quemaba el vestido o abrigo mismo..... Por referirse al mismo tema, relataremos otro caso que tampoco deja de ser extraño; lo atestigua el mismo doc- 1) Carta al P. Yagie. 2) «fstrazicni mediche», ete 1902, pás. 57. tl. 9 Anton<lli, tomo

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