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TRADE ES APP A o as El 8 ¿e E] A A sl 4 e El € a Ed AA Dad ld 272 LA PERLA DE LA HABANA individuo sometido a sugestiones como las que obran en un sonámbulo y en el hipnotizado (*) La monja que siempre temía a las cosas extraordiná- rias; que pedía a Dios le quitase todo fenómeno exterior de alta mística, y que=consiguió humildemente que du- rante los últimos años no se vieran muchas cosas, no es confundible con ninguna visionaria... En un alma cuya humildad se asustaba de esas cosas y que sólo pedía a Dios «puro padecer» y nada de exterior, no es probable ni concebible engaño..... Tal fué Sor María Ana. ¿Que no era uniforme el parecer de los que trataron su espíritu...? Ya hemos dicho que sus Directores y sus examinadores extraordinarios concuerdan perfectamen- te; que algún confesor disienta, tiene nada que ver? ¿No disentian en otros Santos canonizados..?¿No mandaba el P. Fr. Francisco Andrés a la V. Agreda escribir la His- toria de la Virgen, y en 1645, otro religioso anciano que le sustituyó interinamente la mandó quemase todos los escritos? (*) Cada confesor, como hombre que es, tiene su escuela, sus principios y sus métodos personales; en aque- llo que no es dogmático es punto menos que imposible buscar concordia aun en los asuntos más graves. Pero un parecer, ¿puede formar prudentemente argumento con- tra muchos pareceres uniformes? ¿Sobre todo, cuando la uniformidad resulta en las personas más capacitadas para juzgar, y con medios más proporcionados y exactos para el caso? (1) «La psicología de los Santos», por Joly, pág. 123. (2) Vuelto el P. Fr. Francisco Andrés a confesarla, volvió a or- denarla que escribiese; y cuando murió en 1647, tornó Sor María a confesarse con el anciano y tornó a ordenarla que lo quemase todo; hasta que en 1650, el 'P. Andrés Fuenmayor le mandó es- £ribir de nuevo. z

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