BCCPAM000R09-1-21000000000000

e Y E A A A nr A A IAS eS 260 LA PERLA DE LA HABANA en la fantasía de sus panegiristas...» No nos arredra esta acusación..... También se dice del Salvador: «Ese Cristo ideal, Dios y hombre, Verbo humanado, no existe más que en la fantasía de los creyentes, es una creación utópica en todas sus partes» (*). Pero así como el ama- ble Redentor tiene su personalidad histórica indepen- dientemente de los críticos modernistas, así Sor María Ana tiene su realidad histórica, vivida constantemente, independientemente de sus censores o críticos... A Jesu- cristo hay que estudiarle en sí mismo y en los que le trataron, le conocieron y de El escribieron. A Sor Ma- ría Ana, como a otro cualquier Santo, hay que estudiar- la en su vida real, concreta, y en el testimonio de los que la trataron directamente. Si aducimos estos paralelismos no es para igualar a Jesús con su Sierva, sino para bus- car en ésta alguna semejanza con Aquél, puesto que El es el modelo de los Santos. La primera cualidad de una historia científica es que esté esclarecida por una crítica. discreta, clarividente e imparcial. Conviene distinguir, sin embargo, la crítica misma de la historia. Aunque inseparables, no deben confundirse (*). En sentido general, la crítica es el ejercicio de una fa- cultad esencial a todo ser racional: el juicio. Criticar y juzgar son, o deben ser, sinónimos. El juicio, como la crítica, tiene por objeto discernir lo falso de lo verdade- ro. El primero de los derechos y el más necesario de los deberes de la razón es juzgar con apoyo, con base: si se ' trata de hechos, con testimonios; si se trata de metafísi- ca, con argumentos... La tentación en que con mayor frecuencia incurren los espíritus cultivados es criticar (1) «Jesucristo», por el P. Didón, pág. 75. (2) Didón, pág.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz