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SOR MARÍA ANA DE JESÚS 255 comprobado con la autoridad del P. Yagúe y de las mis- mas religiosas... Este Niño Jesús era el mismo que trajo Sor María Ana desde Cuba, en cuyo dedo puso ella el anillito de esposa cuando a los Y años hizo voto de castidad y que el Niño, al recibir el anillo en su dedito, lo inclinó o dobló aquel para sostenerlo mejor, conservándolo siempre...; mismo divino Infante que conversaba con la Sierva de Dios cual si fuera una madre, que le besaba la frente..., que un día se le agarró tan fuerte al pecho que no se quiso desprender de allí, y así tuvo que ir a comulgar— como testifica haberlo visto personalmente el Sr. Peni- tenciario... (*), en cuya presencia daba cuenta de con- ciencia—que jugueteaba con ella quitándose la sandalita y metiéndosela en el pecho, y, otras veces, escapándose de las urnas y de otras religiosas para llegarse a su Sier= va... En fin,óste es el famoso Niño de la Pureza cubanito, que hoy recibe culto público en la parte del Evangelio de la iglesia de las capuchinas de Plasencia, adornado lujosamente sobre un altar especialmente hecho para él. Es el bellísimo y encantador Niño que le aseguró a Sor Maria Anita su eterna predestinación.:. Si, recordamos perfectamente en qué ocasión y con qué frases nos declaró ella misma esta soberana pro- mesa... La exhortábamos a no fiar demasiado de las aparien- cias, a obrar siempre con santo temor, humilde, aunque confiadamente... Le poníamos delante que aun dado que tuviese aquellas gracias gratis datas (que sí las tenía en grado superior), al fin no consistía en ellas la virtud, que mientras vivíamos podíamos declinar al mal, y que (1) Anotaciones, pág. 52.

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