BCCPAM000R09-1-21000000000000

SOR MARÍA ANA DE JESÚS 209 confesión de lo que habia hecho y dicho contra nuestra .amadísima Sor María Ana y contra toda la Comunidad... «Padre, decía, he sido una hipócrita; he engañado a todos los confesores y he hundido a esta Comunidad tan observante y tan buena, y he hundido a una santa tan grande (*). Muchas veces repetía... ¡Hermosa! ¡Mamica! (*) ¡Hermosa! Perdón...» Vese por estas palabras que Sor María Ana, desde el cielo, la había alcanzado la gracia de reconocerse... Si en lá tierra era amantisima y trajo a buen camino—ilus- trada por Dios—a Sor Felisa, que también murió ejem- plarmente en sus brazos, ¿cuánto más haría ahora desde «el cielo? Si particularmente demostraba cariño a Sor María Inés por verla tan enemiga suya, ¿cómo trabaja- ría con Dios para conseguir para ella aquella gracia de la conversión que ahora le hace exclamar tan dulcemen- te: ¡Hermosa! Mamica ¡Hermosa! Perdón?... Era el instante de la gracia... Y añadía la compungida Hermana: «El Señor Obispo, ¿cómo no viene aquí?.. Hay que deshacer lo hecho». Pobrecilla, le remordía la conciencia horriblemente; la quemaba como una ascua de fuego infernal... aquel rollo «de papeles, que con el afán de calumniar a Sor María Ana y a la Comunidad entregó al Prelado un día de san- ta visita pastoral... Rollo de papeles calumniosos que ahora causan en su corazón un infierno de dolor..... Y la penitente monja añadía: «Y el Señor N., (*) que venga también...; me ha engañado, hay que deshacer lo hecho, he hundido a la Comunidad... (1) Copiamos exactamente sus palabras. (2) Esla palabra con que Sor María Ana nombraba a la Virgen, «¡ue luego las monjas aplicaban a ella... £%) Nocreemos oportuno estampar el nombre propio del sujeto. 14

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz