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od A RRE NN Pm A Ad AO Ji 202 LA PERLA DE LA HABANA La falsa filosofía no quiere ver en esa virtud amiga de la fortaleza, que es la paciencia, más que una virtud pa- sipa y negativa... No; es una virtud activa, y da la victoria contra todas las dificultades que se encuentran en el camino del bien (*). Pocos son los adversarios que, como Gibbon, llevan su bajeza hasta atreverse a censu= rar a nuestros mártires porque con frecuencia, se lanza- ron a la muerte con alegría de su corazón; la grandeza del heroísmo se impone, la sublimidad del martirio arre- bata... Mas creemos que no se requiere menos fortaleza para vencer a todas las pasiones que para vencer, con la muerte, a todos los tiranos... Pero nuestra ilustre capu- chinita tuvo que hacer frente a muchos martirios, porque tuvo que vencer a muchos tiranos... Primeramente a los tiraños del infierno, luego a los perseguidores de su fama, finalmente a los duros sufrimientos por que subió la cues- ta del calvario... Los griegos que a las órdenes de Leó- nidas esperaban a sangre fria en las Termópilas la apro- ximación de un enemigo superior, no merecen tanta admiración como ella, en medio de los repetidos y durí- simos ataques de esos 'tres batallones que sitiaron su alma... Su hermoso pensamiento ''"puro padecer”, su— ponía una fortaleza invictísima que no se atemorizaba por ningún tormento..... Ella escuchaba de continuo aquellas palabras del Paralipómenon: «Obrad varonil- mente, tened valor, fortaleced vuestras manos tembloro- sas y sostened vuestras rodillas que languidecen; sed fuertes en el Señor y podréis todo en Aquel que os forta- lece» (7). Los que hayan seguido atentamente las etapas de esta historia recordarán que, desde el día de San José del año (1) Sto. Tomás, 2%. q., 136 24. (2) Paral., XV-7; Salmo XXVI; I Cor., XVI-13,
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