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108 ; LA PERLA DE LA HABANA «Mire, Hermana, no encuentro el santísimo Cristo; dígale al santísimo Niño que me lo busque». Este santisimo Ni- ño era el famoso Niño cubanito o de la Pureza, que tan- tas maravillas, por ahora inexplicables muchas de ellas, obró... Sor María Ana callóse, pero debió dirigir su co- razón al Niño, porque al momento vió Sor María del Pilar que el Cristo buscado aparecía en la falda de la Sierva de Dios; y añade la crónica que vió al Cristo apa- recerse y moverse por sí solo sin que nadie lo tocara..... He aquí otro suceso maravilloso relatado por Sor Ma- ría de la Paz: «A Sor María Perseverancia y a mí se nos perdió una llave y, por más diligencias que hicimos, no pudimos encontrarla... Nos fuimos a acostar.con mu- cha pena, porque a la mañana siguiente se necesitaba entrar en aquella habitación; y ¿cómo sin llave? Se lo pedimos a nuestra queridísima Madre (que hacía unos días había muerto), que nos la encontrara y que si la encontrábamos se lo pondríamos en la vida... Nos levan- tamos a Maitines y mientras Sor María Presentación estaba tocando la campana, se la dieron a Sor María Pilar a la mano...» Esta religiosa dice que fué Sor Ma- ría Perseverancia la que se la dió, pero Sor María Per- severancia sabe que en aquel momento estaba tocando la campana y no podía ser ella; por otra parte la que cogió la llave para guardarla fuí yo (dice Sor María Paz), y a mi se me perdió... De donde deducen las monjas y la cronista que quien entregó la llave fué la Sierva del Señor (*). Queremos anotar también lo que aconteció a la misma dichosa Sierva'del Señor siendo novicia... Perdiósele el rosario que traía al cuello, lo buscaron mucho y al cabo (1) Relación de Sor María Paz, pág. 75.
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