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196 LA PERLA DE LA HABANA prodigioso y raro, queremos estampar aquí; lo tomamos igualmente del mismo manuscrito: Una noche muy obscura, hallándose la M. Abadesa y la M. Maestra en la pieza de Sor Maria Ana, vieron en el horizonte un gran foco de luz y en medio una corona imperial, adornada con muchas piedras preciosas... Ma- ravilladas, ensayaron de mirar por otras ventanas y cuar- tos, pero en vano... La luminosa aparición no se dejaba ver más que desde el cuarto o pieza donde estaba la Sier- va del Altísimo... Esta permanecía en aquellos momen- tos absorta y como extática, y no se daba cuenta de lo que en su derredor ocúrría, pero al volver en sí y per- catarse del suceso, toda confundida suplicaba que, por amor de Dios, cerrasen la ventana de donde se veía her- moso y brillante el globo de luz con corona imperial..... No quería más que ocultarse, y Dios la descubría, dice oportunamente aquí la cronista..... ¿Qué podía representar este prodigio? ¿Podía ser un meteoro? Pero en este caso su visión sería fácil desde cualquier punto del convento... ¿Sería una ilusión óptica de las dos Madres? ¿Y por qué no habían de padecer el mismo fenómeno al mirar por otra ventana? Si la ilusión es fenómeno sujetivo y ellas no tenían empeño en que sólo desde un punto fuese perceptible, no se comprende que no padeciesen la misma impresión óptica desde otros cuartos... La circunstancia del rapto de la Sierva de Dios y su humilde ruego al notar el fenómeno, prueban que el caso era prodigioso y que podía revelar en el foco el es- tado de incandescencia espiritual de aquella seráfica al- ma, y en la diadema su imperio sobre todas las pasiones y su derecho al reino inmortal, adornada como estaba con aquellas tan ricas piedras de sus merecimientos y obras perfectas.....

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