BCCPAM000R09-1-21000000000000

SOR MARÍA ANA DE JESÚS 183 unida a estas dos grandes palancas de intercesión era <apaz de realizar las maravillas más sorprendentes... Aunque no ejerció el apostolado público y activo, me- rece aquella alma gigante de amor en cuerpo endeble el dictado de alma apostólica... Aun recordamos con qué insistencia nos pedía que quisiéramos recibirla por com- pañera espiritual de las misiones y trabajos apostólicos; y tenía mucho gusto el que esto escribe en comunicarle aquellos trabajos más importantes que emprendía en bien de las almas, seguro de experimentar la asistencia invi- sible de aquel espíritu de amor y de intercesión..... No puedo fijar la fecha, pero recuerdo perfectamente que en aquella época me ocurrieron casos bien raros y ex- traordinarios, que requerían un auxilio deintercesión bien especiales... Entre otros, creo oportuno citar un solo Caminando a una población, con motivo de predicar, tuve que detenerme en otro lugar donde quería visitar a un amigo eufermo... Apareció un caballero, que tam- bién pretendía saludar al enfermo... Este (ya es difunto), preguntóle por su hermano, próximo a expirar... —¡Chico, muy malo está!; se va como un perro. —Que vaya el P. Guernica a visitarle. —Nada; no admite fraile, ni cura, ni obispo. Se lo he- mos dicho y no quiere confesarse... Oia yo todo esto... Tenía por compañera a Sor María Ana, y, movido por el espiritu de celo, dijele: —Pues yo me voy a verle... —Es en vano, Padre; llevará usted un disgusto, por- que no le recibirá... —De eso ya estoy curado; veamos. Marché al domicilio del paciente; me hice anunciar <omo amigo que trae un negocio de interés... Llegué a ! Í . ] : TARA

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz