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SOR MARÍA ANA DE JESÚS 181 tol... «acarrean la impenitencia», por lo que se les debe aplicar el texto de S. Mateo que hemos aducido... El apóstol, amargado por el resultado final de dichas almas, escribe: Impossibile est eos qui semel sunt illuminatt... et prolapsi sunt, rursus renovarí ad penitentiam (%). Aunque sólo tomemos aquí la imposibilidad en el sentido moral, siempre resultará triste la prevaricación de tales almas. .... (*) Por eso nuestra caritativa religiosa tenía ese afán pre- dilecto de interceder por ellas, y por ellas procuraba ex- piar y desagraviar particularmente... Ya hemos visto acerca de esto varios casos, y ahora trasladaremos otro que hallamos en las Anotaciones: El miércoles de ceniza de 1901 manifestababa a su Director que la mostró el Señor una religiosa que estaba en pecado mortal, pró= xima a la muerte y después de recibidos sacrilegamente los Santos Sacramentos, por callar siempre ese pecado, después de haber vivido veinte años en aquel estado... Supo la tierna intercesora que el demonio la apretaba la garganta cuando entraba el confesor. No puede ponderarse el esfuerzo de amor y cariño con que Sor María Ana intercedió por ella... Al fín alcanzó de Jesús una gracia extraordinaria, con la que pudo con- fesarse bien, y al día siguiente acabó en las manos de Dios (*). (1) Hebreos, VI. (*) Esto no justifica la actitud de los maliciosos en contra del estado religioso, cuando se ve un caso de apostasía o prevarica- ción... En el estado religioso, antes de caer, se han hecho innume- rables actos heroicos que bastan para confundir a los seglares; por otra parte, las prevaricaciones son infinitamente más entre segla res que entre las almas religiosas. (*) Grandemente consuela este caso a las almas religiosas, por-

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