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SOR MARÍA ANA DE JESÚS 169 ma adorable que muere en un acceso de amor infinito por salvar a los que habian pecado... La mujer cristiana realiza con una exactitud que pas- ma el hermoso papel de ayuda del hombre... Porque si en servicio de la Patria sabe, con Isabel la Católica, proponer la venta de sus joyas para ayudar en su te- meraria empresa a Colón, el gran marino español (*); si por defender castillos y fortalezas sabe, como D.* Men- cía de Haro, cambiar en la defensa de Martos los toca= dos de su cabeza por los yelmos del guerrero; si llega su arrojo y audacia a reñir singular batalla, como D.* Ma- ría Pérez de Villanañe, llamada la Varona de Castilla, luchando a brazo partido con el fornido monarca arago- nés Alfonso l el Batallador; si con la baronesa de Alty (Hipólita de Aragón), trama formidable conjura para dar muerte a los afrancesados, entre los que figuraba su pro- pio marido (*), y con la valerosa María Pita osa arran-= car la espada de las manos de un soldado y con ella da muerte al oficial inglés que ya había clavado su banderá sobre el muro, téngase presente que sus funciones son más hermosas y eficaces en el orden espiritual. Dotada de corazón y de virtud Dios la quiere para verdadera ayuda del hombre, intercediendo por él, sacrificándose por él en las más formidables batallas del alma... Si la gran Isabel la Católica vende sus joyas para ayudar al descubrimiento de un nuevo mundo..., las santas venden todo lo que son y dan todo lo que tienen por que los hom- bres descubrán y tomen posesión del mundo celestial..... La mujer se coloca entre Dios y el hombre, e interce- (9) La crítica bistórica ha demostrado con bastante probabi- lidad que este gran terciario franciscano fué de Pontevedra. (2) En tiempo de Felipe IV.

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