BCCPAM000R09-1-21000000000000

A ta. A A O A 160 LA PERLA DE LA HABANA Y desde el día de la Ascensión del Señor del año 1902, dice ella, por la noche, aunque duermo, no dejo de es- tar íntimamente unida con Dios nuestro Señor (*). Tracmos a colación estos datos en este capitulo porque tenemos por seguro y averiguado que la alta oración y la suma comtemplación es uno de los privilegios de las almas totalmente unidas al Corazón de Cristo... El mis- mo regaladísimo Corazón ha prometido varias veces el don de oración a los que practiquen y propaguen su de- voción..... Un día pudo decir Sor María Ana al Corazón de Je- sús: «En las redes de tu amor, aprisióname, ¡Bien mío! Cautiva mi pensamiento para que jamás te eche en ol- vido; cautiva mi voluntad y aprisiona mis sentidos» (*). Testigos son de haberlo conseguido todas las religiosas que tuvieron la dicha de morar con ella y que veían la maravillosa vida de unión con Dios que llevaba Sor Ma- ría Ana... No parecía vivir sino tocando levemente la tierra y haciendo el minimum del uso posible de sentidos en esta terrenal existencia..... Yo no sé si las teorías psicológicas modernas sobre los estados místicos gozarán de larga vida cientifica; lo que sé es que tenía, sobre el sentido de las cosas, Sor Ma- ría Ana el sentido de lo divino, y, desde el punto de vista teológico, podemos asegurar que en ella era indiscutible que la contemplación mistica de la voluntad, el entendi- miento y la afectividad, elevados por las causas eficien= tes sobrenaturales del acto contemplativo, alcanzaba inmediatamente el sentimiento y experiencia de la pre- sencia divina por una comunicación no aparente, sino (1) Autógrafos revisados y enviados por el Director, Sr. Barco. (2) Autógrafos revisados y enviados por el Director, Sr. Barco.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz