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142 LA PERLA DE LA HABANA De la cuenta de conciencia del 3 de febrero de 1901 H copiamos este bellísimo detalle del amor de la dulce Ma- 1 dre hacia la Sierva de Dios..... E «En este día 3 de febrero que voy diciendo, refirióme H también que en el día anterior la Santísima Virgen Ma- pl ría le había llamado a sí, y que en sus sacratisimas ma- E nos la había hecho renovar los santos votos; que des- HH pués había pasado cl día gozando mucho interiormente.» pl No dudamos atribuir este crecimiento y noble des- ul arrollo de las virtudes al patrocinio especialisimo que la E Señora tenía sobre ella... Entregada a su amor con afec- to de hija, sintió las solicitudes y cariños de la dulce Ma- 1] dre, acaso en un grado tan especial como los primeros Santos de la Iglesia..... Delicadísimo es lo que nos refiere la cronista del con- vento... En algunas de las solemnes ocasiones en que re- E cibía la comunión de manos de Jesús, la Virgen tenía ! con sus divinas manos el mantelito... ¡Lo que gozaría la Sierva de Dios en aquel momento no es para dicho!... En otras de las circunstancias en que por enfermedad no podía valerse Sor María Ana para echarse en cama, la Señora se la aparecía y ayudábala a quitarse el hábito, a arreglarse en cama y luego dejaba el santo hábito bien plegado y limpio en lugar correspondiente... No será fá- cil reseñar aquí todas las gracias y todas las comunica- ciones habidas entre la Virgen y Sor Maria Ana..... Contemos algunas... Un Viernes Santo, como era cos- tumbre, iban a sacar una Dolorosa del convento al mo- numento... Tenía esta Dolorosa unas lágrimas de cristal y la cara muy triste... Sor María Ana fué a vestirla, pero ! no se sabe lo que pudo ocurrir entre la dulce Madre y la ' tierna hija... La Madre Abadesa sorprendió a Sor María q Ana como extática delante de la Virgen, que estaba con A a ti Dad ¡E LS 22 IRC
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