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138 LA PERLA DE LA HABANA retrato de María Santísima, aunque todavía no es llega- da la hora de revelarlo por entero..... María es, juntamente con Jesús, el blanco del amor y de la ternura de los corazones puros... Purísimo era el de Sor María Ana, «en el cual cada sábado se abria una azucena», porque desde el día de la fiesta del Corazón de María, se le puso una mística vara en el corazón y re- toñaba cada sábado, dando una azucena (*). Así so cum- plía en ella el texto sagrado de que Jesús se apacienta entre lirios y azucenas... A este regalado favor corres= pondía en ella un intenso cariño a la Madre de la pu- reza, cuyas comunicaciones con la Sierva de Dios de- ben formar página aparte en este humilde trabajo biográfico..... Amaba Sor María Ana a la dulce Madre de Dios con aquel cariño fresco, sincero, ternísimo, de la infancia sana, y la llamaba, en su angelical lenguaje, mamica... emblema de la confianza y familiaridad a que la tenía acostumbrada la Reina de los cielos. Nora. Es también tradicional en la Orden seráfica esta acen- drada devoción a la Santísima Virgen desde que el Patriarca de Asís lanzó la gran afirmación teológica de que era preciso tributar a ella todas aquellas alabanzas y trihutarla todos aquellos dones que no repugnen a la fe y a la Escritura... Los doctores francis- canos, formando legión, han levantado la voz de la elocuencia y de la ciencia para glorificar a la Madre de Dios con los epítetos más sublimes..... «La Inmaculada Concepción, dogma «del corazón an- tes de que fuese dogma de fe, arraigó en el campo franciscano con raigambre tan poderosa, que, bajo todos los cielos, se reco- noce a su escuela el privilegio de haberla defendido «loriosamente a través de siete siglos. No es éste lugar de señalar penumbras contra nadie; pero es necesario afirmar nuestra gloriosa historia en defensa de la Inmaculada en aquel alto sentido teológico que lo hicieron Guillermo Guarro y los doctores Aureolu y, particular- mente, Escoto... Guarro transmitió a Escoto el caudal teológico de su enseñanza, y Escoto comunicó en París a edro Aureolo el pensamiento concepcionista merito passionis Christi» (2). (1) Originales de la Sierva de Dios. (2%) Sobre este asunto podrá leerse con provecio el folleto del Padre Caparroso, contra el Sr. Larumbe.
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