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SOR MARÍA ANA DE JESÚS 117 Terra, pontus, astra, mundus quo lavantur flumine. Así como la creación brotó del seno de Dios al imperio de su palabra, la redención brotó de la cruz al golpe del dolor. De tal suerte quedó ultimada la ley de la gra- vitación sobrenatural... A influencias de esa ley se lle- naron de dolor esas almas puras como vasos de ala- bastro. A ese número pertenece sor María Ana. Nota.-Hubiésemos querido recomendar aquí la devoción del Vía Crucis, tan amada de Sor María Ana .. Después de las escenas del Calvario empezaron ya los cristianos a visitar aquellos santos lu- gares, según San Jerónimo. En la Edad Media se introdujo en Europa la práctica del V/a Crucis, siendo los franciscanos los que la popularizaron; sobre todo, desde que en 1342 se instalaron en Jerusalén, encargados de la custodia de aquellos lugares santifica- dos por Jesucristo. No hay un ejercicio más capaz de convertir las almas a Dios, de inspirar horror al pecado, de borrar los pecados ya cometidos, de preservar de las tentaciones, de fomentar una vida verdadera- mente cristiana, enriquecer las almas con gracias y merecimientor, santificar y salvar los hombres, que el Via Crucis, cuando va acom- pañado de la meditación sobre la Pasión de Jesucristo, dice el Kempis. 8. Leonardo de P. M. añade: Si queréis moralizar los pue- blos, hacedlos devotos del Vía Crucis. Por eso fué él incansable apóstol de esta devoción.

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