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CAPITULO VII LAS GRANDES DEVOCIONES LA PASIÓN DE JESUCRISTO () El derecho de posesión. Vivía en la cruz. Coronada de espinas. El cáliz cuaresmal. Sacrificadora. El verdadero termómetro. Sudando sangre. Las llagas. La “hora” del martirio. Espectáculo del "Ecce-Homo”. Nunca morir, siempre “gozar". La gran ley de los Santos. La hija del Calvario. 1 No podrá figurarse el lector con qué cuidado y recelo hemos trazado algunas páginas de esta historia. «La po- sesión habla en favor del estado natural, y el estado sobrenatural o las cosas sobrenaturales deben ser demos- tradas. Este es un principio sanísimo de la teología, y con él en la mente hicimos nuestra feliz investiga- ción personal en el convento de Plasencia, y con él en la memoria venimos estudiando los relatos que trans- cribimos. Conocemos perfectamente nuestro deber en (1) En uno de los opúsculos de la V. M. Agreda, inédito y que se conserva en la villa de Agreda, dice el Señor al alma que le pide le manifieste su voluntad acerca del empleo del tiempo: «Ocúpate en mi Pasión y misterios de la Redención, y no los dejes por pensar en la divinidad como algunos dicen, sino que la Pasión y muerte del cordero sea puerta para entrar en mis atributos».

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