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- -. A A a AA A E reto ? o AAA A a DA e ss 98 LA PERLA DE LA HABANA puede clasificarse la crisis espiritual de que hablamos (*). Cuanto podemos decir sobre este punto, podrá leerse, acaso con más provecho, en la primorosa obra de Joly que tantas veces nos hemos complacido en citar, y en Benito XVI. nu Hemos indicado que los arrobamientos de Sor María Ana ocurrían generalmente después de la comunión, porque la admiración de las maravillas eucarísticas la absorbía por completo el alma y le dominaba con inten— so sentimiento de amor y gratitud... La placidez era grande cuando se suspendía el ejercicio de sus sentidos. .. la suavidad con que se teñía su faz, celestial...; ilumina- da por dentro con la claridad de Dios, se hermoseaba su cuerpo, como si aquella luz interna taladrase los muros de su carne y dejase transparentar las bellezas del es- píritu... En medio de las divinas comunicaciones no le faltaron ocasiones de ejercitar su discernimiento de cosas tan al- tas, pues, aunque el demonio estaba vencido, mientras vivimos no deja él de procurar nuestra perdición y enga- ño de todas las maneras posibles. El día 26 de octubre de 1900 daba cuenta a su Director comunicándole que la víspera la llevaron los enemigos al infierno junto a Judas, habiéndosele transformado en án- gel de luz y hasta en figura del Padre Eterno, anuncián- dole que era sentenciada a sufrir en aquellos tormentos, a causa de que, por culpa suya, se había perdido el con- (1) Cuando son fenómenos patológicos obedecen a una perturba- ción y alteración neurótica, pero en nuestro caso proceden de una sublimación y sobreexcitación de las potencias del alma.

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