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50 LA PERLA DE LA HABANA Bendígame, mi Madre, y queda a los pies de su Re- verencia su indigna hija, Angela de Jesús Sacramentado, indigna capuchina. Habana, 22 de junio de 1899.» «Espero que, Dios mediante, será muy pronto.» Estas palabras consignaba Angelita en esta segunda epístola y, como si lo estuviese viendo, pronto tuvo la dicha de hacerse a la mar. Cuando el Señor pone su mano en una obra, la lleva por caminos desconocidos e imprevistos a feliz término. La Superiora de las Siervas de María de la ciudad de la Habana, Sor Fernanda Iribarren, fué el medio de que se valió la Providencia para que viniese a España nuestra joven. Tenían las religiosas.del Instituto indicado que celebrar capítulo o reunión general en Madrid. A dicha asamblea era llamada la M. Fer- nanda, como vocal, y se prestó a surcar la mar en com- pañía de Sor Gabriela Pastor. El Sr. Obispo procuró que Angelita aprovechara esta ocasión para hacer con ellas el viaje a Plasencia. Inundada de gozo recibió Angelita tan agrabable nueva, alabando la Providencia amorosa de Jesús. Preparó, pues, su viaje con jubiloso corazón como quien se dispone a las más regaladas bodas. Era el día 7 de julio de 1899 el señalado para dejar la Habana, y no lo fué sin particular providencia, pues en él celebra la Iglesia y la Orden capuchina la fies- tade la capuchina Santa Verónica de Julianis, con la que tanta semejanza debía tener el espíritu seráfico de An- gelita. El día de despedida, según nos refirieron sus herma- nas Sor Jacinta y Sor María, convidó a las amigas y pa- rientes como día de fiesta y de júbilo, y declaró la misma Angelita que tenía preparada una marcha para

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