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48 LA PERLA DE LA HABANA no se atrevía a admitirla por venir de tan lejos y por si no le probaba; lo consultó con el Sr. Obispo () y éste le contestó que no veía dificultad ninguna, que trayendo ella su dote como lo traía, que si no le probaba se volve- ría a marchar. Nuestra Rvda. Madre, Sor María Francisca Cortina, nos lo dijo todo en capítulo y la puso en votos, y, hecha la votación, recuerdo que nos encargó que pidiéramos a Dios mucho, mucho, que si no tenía que ser una grande santa, pero no una santa como quiera, sino una santaza, que el Señor lo estorbara para que no viniera, pues para ser una santa así como quiera, no era necesario reci- birla de tan lejos...» ¿Era la Rvda. Madre la que hablaba o era Dios que pronunciaba lo que vendría a ser la cubanita? La Her- mana Sor Perseverancia añade en un escrito: «Ya se ve que el Señor condescendió con sus deseos, oyó la ora- ción y nos dió muchísimo más de lo que pedíamos y ni siquiera imaginábamos» (?). Agradará a nuestros lectores saber la impresión que hizo en Angelita la contestación favorable de las Reve- rendas Madres de Plasencia; veámoslo en su segunda carta. «S. C. J. M.=JHS.=A. M. D. G.=La gracia del Espíritu Santo esté para siempre en nuestras almas. Mi amada Madre Abadesa: Imposible para la pluma el expresar aquí la alegría inefable que sintió mi alma al recibir su amada y deseada respuesta; imposible, sí, pues no hay palabras con que yo pueda manifestarle el gozo y el agradecimiento que les tengo, después del que 1] | de 0 o => os A A (4) Lo era de Plasencia D. Pedro Casas Souto. (2) Relación copiada por el Sr. Penitenciario de Plasencia dom Policarpo Barco y remitida a Epila.

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