BCCPAM000R09-1-20000000000000

SOR MARÍA ANA DE JESÚS 43 virtudes y recogimiento. El sol primero palidece para brillar después. Eso ocurrió a nuestra Angelita, delicada flor nacida y formada bajo un cielo sin celajes, acariciada por céófiros de cariño purísimo y llena del rico olor de las virtudes. Ella corre tras el aroma que deja a su paso el Amado... Ha sentido muy cerca los pasos de Jesús, Ha visto en su alma la visión de su hermosura. Ha oído de su boca el llamamiento sublime..... Y con la esposa arrobada del sagrado Libro de los Cantares, exclama: ln odorem un- guentorum tuorum currimus. Y a todas partes dirigirá su mirada purísima e interesante preguntando por su Esposo... Ubi cubes in meridie? Dónde sestea mi Ama- do, dónde descansa mi amor? Dónde estás, Jesús del al- ma? Sin tu amor vivir no puedo..... Llévame, vida mía, allí donde tus cariños sean para mí deleite sabroso, man- jar inmaculado, ocupación inacabable... Ya toda me en- tregué y di, y tan alta vida espero, que sólo de Ti vivir quiero... Todo el ser de Angelita era un joyel, el relica= rio en donde se encerraba un alma de lo más fino, de lo más angelical que pudo formar el soplo vivificador de Dios... Callada observadora desde que del todo se entre- gó al Señor, cuando fijaba sobre el rostro de Jesús su pupila tan quieta, tan mansa, como queriendo abrir de par en par aquellas puertas de su alma para dar paso franco a las ideas y sentimientos, entraba por ellas el Amado a abrazarse con su espíritu para decirle: «Tuyo he de ser como tú eres mía». Arrobos de ternura celes= tial, de extático amor, sentía su pecho y respondía: «Mi Amado para mí, yo toda para mi Amado». A los once años, cuando la gracia natural de Cuba po- nía en su rostro y busto esbeltísimo tesoros de atracción, solicitó su mano un joven de bello porvenir... Ganoso ll Al ] y | eo at iii a e A AA

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz