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CAPITULO V LA VOCACION Su naturaleza. Señales de Angelita. Las muchachas del Niño Jesús. I El influjo ejercido por la educación determina en las almas la vocación que les corresponde. No es un acto espontáneo de la voluntad. La gracia del Espiritu Santo aparece como clave en este gran negocio de la vocación. El impulso y la fuerza otorgados a la voluntad humana por la gracia son tan necesarios que sin ellos no sería dado cumplir ninguna obra humana perteneciente al or= den de la salvación. Es preciso tener en cuenta la regla de San Pablo, que dice: Dios es quien, con su gracia, obra en nosotros el querer y el ejecutar (*). Pero eso no quita que la inteligencia y la voluntad de la criatura ne- cesiten de una actuación (*) particular para determinarse con acierto en el negocio de la vocación. Es cosa cierta que, con sobrada frecuencia, piérdese de vista la estrella que debe orientar la vida, siendo ésta la causa y razón del desorden y de las penalidades que luego encuentra el hombre en el desempeño de sus deberes. Dase sobrada poca importancia a la vocación, teniendo ella decisiva (1) Filip. IL, 13. (2) Filip. IL, 15.

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