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Dios, con quien vivía (*). La carta lleva fecha del 15 de mayo de 1906 y fué dirigida al P. Julián Yagúe, del Co— razón de María. La ilustre dama, a vuelta de mil deta- lles sobre las prácticas piadosas de Angelita, dice que«de tal manera estaba entregada a Dios, que a las cuatro de la mañana se levantaba a hacer la oración mental, en compañía de su otra hermana Adela; que la mayor par- te del día permanecia en sus habitaciones entregada a sus devotos ejercicios y que, no siendo en ellas, se la en- contraba en la iglesia». Recordamos haber escuchado de la citada Adelita (*) la narración de varios episodios de su hermana Angelita. Era ésta muy amante de la oración, y por que no se la impidieran encerrábase en el cuarto de baño, donde la practicaba fuera de toda sospecha. Para escaparse a la iglesia sin que nadie se percatara del asunto salía de casa con la doncella y se ponía en un rincón del templo donde nadie se diese cuenta de su presencia... En el locutorio de las religiosas de la Preciosa Sangre, de Habana, donde tiene dos hermanas nuestra biogra- fiada, copiamos varios apuntes que oíamos de boca de sus dos citadas hermanas (*), y entre ellos existe este dato () D.* Zoila América Ana Valdés de la Torre oriunda de padres cubanos y abuelos españoles, mur de 31 años de tisis galopante, habiendo dejado 9 hijos. Al casarse D.* Candelaria con el cristiano señor D. Clemente Batista quiso, por el bien de sus hermanas menores, tenerlas jun- to a ella, por razones que no deben darse hoy a la historia. (2) Tomó el hábito y nombre de Sor Jacinta del Monte Carmelo en el Instituto de la Preciosa Sangre y convento de Brooklyn (Es- tados Unidos), en el día 21 de septiembre de 1898. Hoy mora en el convento que tienen en la Habana. (%) La otra hermana es Sor María de la Preciosa Sangre, que en tró en 1900. Referente a las tres hermanas que se hicieron religio- sas nos escribe desde la Habana el R. P. Bernardo Lapátegui, franciscano, lo que sigue: «Siendo pequeñita nuestra Angelita, una muchacha de servicio de la casa, sencilla y fervorosa, tuvo una noche un hermoso sue- ño, en que se le manifestó un misterioso jardín en el que descolla- Miquenés, $ ló a la ednd

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