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6 LA PERLA DE LA HABANA fenómenos, no se escaparíia estoa la perspicaz mirada de los directores espirituales. El hecho es que los médi- cos que directamente la trataron y los directores de con- ciencia que directamente la examinaron reconocen en ella la completa exención de todo imperativo psicopáti- co y de toda intervención de perversión psíquica. Sor María Ana era buena, dulce, equilibrada, since— rísima amantísima de Dios, de lo cual testificamos todos los que tuvimos la dicha de conocer su espíritu y de lle- gar un poco hondo en el examen de su personalidad espiritual. ¿Podía ser engañada por el demonio? De ningún mo-—- do... Cuando lleguemos a tratar del cerco diabólico, ex- pondremos nuestra opinión acerca de las relaciones diabólicas con los seres humanos y veremos las luchas y los triunfos de Sor María Ana contra el enemigo ca— pital.

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