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SOR MARÍA ANA DB JESÚS 215 enfermedad... Buscan la impasibilidad completa, y en- señan que es prudente aquel cuyo corazón no es ac- cesible a sentimiento alguno... La fisonomía moral de esta doctrina encuéntrase bien dibujada en los gnósticos y hermanos del libre pensamiento, cuyo desarrollo evo- lutivo llegó a concluir que la cumbre de la perfección consistía en renunciar a toda actividad, aun a la prác= tica de la virtud, no sólo exteriormente, sino interior= mente ('). De modo que, según esta absurda mística, únicamente cuando uno llega al punto en que todo le es indiferente, perfección e imperfección, felicidad y con- denación, querer y no querer, es perfecto, porque en- tonces entra en el reposo de Dios. No fué esta la fe mistica de nuestra admirable biogra- fiada... No se apartó ni un punto de la enseñanza católi- ca, desenvolviéndose a la luz de una doctrina pura en un trabajo incesante de perfección, por medio de obras de sublime espiritualidad..... Para ella era en igual grado repugnante el quietismo que el psiquismo y la doctrina con que se designa el estado de aquellas almas que bus- can la perfección tan sólo en las prácticas externas, en el cumplimiento farisaico de las obras mandadas por la ley, en un correr no interrumpido, en un trabajo furio- so, sin pensar jamás en el espiritu o en el cultivo de las virtudes internas... En Sor María Ana la verdad de la fe irradiaba en todas sus obras, penetrábala interiormente y la hacia ver la profundidad de los abismos de todo lo que no fuese agradar a Dios obedeciendo... Tan lejos estaba de la conducta de aquellas falsas mís- ticas que miden su perfección según el número de sus () Deuzinger «Euchiridión», núm. 404, 1089. Terzago, «Theolo- gía histórico-míst.» 77.

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