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SOR MARÍA ANA DE JESÚS 203 Niño Jesús para venir al conocimiento exterior y darse cuenta de lo que la pasaba. Sin embargo, no dejó el demonio de atormentarla, so pretexto de falta de sencillez. Haciala ver que, en efec- to, incurrió en esa culpa cuando el médico le mandó to- mar un baño aromático, y su padre la quería obligar a ello, pero ella huyó de tomarlo por espíritu de mortifi- cación ('). También la martirizaron los demonios, apareciéndoso- le en figura de Santos, queriendo convencerla de que no cumplía los votos que a la edad de trece años hizo con permiso del Padre Escudero, S. J., de pobreza, pues se vistió a veces lujosamente por habérselo mandado sus superiores, si bien llevando cilicio a raíz de la carne... Quisieron igualmente alterarla so pretexto de faltar a la sencillez de la obediencia y al voto de pureza, y de no mirar a hombre alguno al rostro, porque, por mandado de la Abadesa, miró en una ocasión al médico (*). Ella conocía la presencia del ángel malo en aquellas aparicio- nes por lo turbada que la dejaban, y sobre todo, cuando relatándolo todo con sencillez al director, declaraba éste que lo era. A espíritu menos sencillo e infantil no parece podría tentar sólo por cosas de esa monta, ni recobraría tan fácilmente la calma como ella la recobraba, si hubie- se sido menos ingenua y sencilla. (') Anotaciones del confesor, D. Poll - JS gr o icarpo Barco, día 20 de dí (*) Ib. día 29 de enero de 1901, en la cuenta de conciencia. 15

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