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Advertencias fundamentales En una historia reciente que parece la hemos vivido nosotros mismos, y de la que somos testigos, no hace falta documentación vieja ni rebusco de archivos. Los códices y manuscritos desenterrados del polvo de archi- vos o bibliotecas sólo pueden servir para documentar existencias pasadas y olvidadas... Lo que nosotros sabe- mos, lo que hemos visto, lo que hemos tocado, no requie- re otro testimonio que el nuestro; todo otro testimonio huelga aquí. Pero, respecto a la fuerza probativa de los viejos códi- ces y pergaminos, será sólo conjetural, nunca más firme y valedera que la prestada por la experiencia y observa- ción directa de los hechos. La crítica mejor formada y más científica no puede aducir testimonios de comprobación más auténticos y poderosos que nosotros sobre la Vida de Sor María Ana... Si las fuentes de que nos hemos servido se desautorizan, desautorizada queda toda la Historia y todas las historias; sólo permanecerá en pie la revelación y la infalibilidad de la Iglesia. Nuestras fuentes de información son: 1. Los autógrafos de la Sierva de Dios. 2.” Las cuentas de conciencia al Director. 3.” Los testimonios de sus directores, por separado. 4.” La testificación uniforme de sus hermanas de hábito, que tenemos, con todas sus firmas. 5.” Nuestra propia observación directa sobre la Sier- “va de Dios.