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CAPITULO XVII ESPOSA DE SANGRE Almas grandes y pequeñas. Proyecciones de la cruz. Botones de muestra, Confusión de orgiáticos y cobardes. “Humanismo”. Los grandes puntos de vista. Flores de la cruz. Esposa “crucificada”. La palma milagrosa. Llamaradas de amor... Sorprende verdaderamente encontrar almas tan gran- des en este mundo de pequeñeces. Gentes que sienten las congestiones de la dicha, ama- gos de febriles alegrías, idealismos de realidades ima- ginarias y deseos de vivir en perpetua orgía nos salen al paso protestando contra la grandeza de la virtud y la sublimidad de la vida casta, obediente y abnegada... Ellas gozan las dulzuras de la materia y no saben las verda- deras suavidades de la espiritual quietud. Se creen gran- des en el mundo y no acaban de comprender que su grandeza es pequeñez, y la pequeñez de los santos es la única grandeza aceptable. En el estado actual de la naturaleza caída, el hombre, para sentirse -grande sin fingimiento, tiene que elevarse sobre sí mismo. Almas grandes son las pequeñas en su apreciación, y

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