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P i > e o CAPITULO XVI LAS RIQUEZAS DE LA POBREZA Cristos en miniatura. ; La librea de pobre. Sed de Dios y sed de tierra. Aromas de pobreza. Dios es todo. Dios nunca falta. El vicio idolátrico. Peligros sociales del egoísmo. Sentido reformador de la pobreza. I La vida de los Santos es siempre fructuosa, y lo mis- mo la de los Santos que la de los grandes Siervos de Dios es eternamente fecunda... La razón es sencilla, porque los Santos son copias del original, Cristo; y Cristo es siempre la fuente de la vida...; «el gran hombre de la historia es Jesucristo» (*). Nombres hay por los que se muere; sólo el suyo se ve adorado por todos los pueblos, por todas las razas, por todos los tiempos..... Los Santos no solamente le adoran con amor, le sirven con gene- rosidad y le imitan con sacrificio. Son Cristos en mi- niatura..... Aquel serafín humano llamado por un poe- ta Cristo sin divinidad, dejó en la escuela de los Santos una doctrina profundamente evangélica, que ninguno practicó tan bien como él: la pobreza. La doctrina de po- (1) «Jesucristo», por el P. Didón.
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