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146 LA PERLA DE LA HABANA pronto desapareció la Sierva de Dios, dejando a la Madre asustada con tan súbita desaparición... Una be- Mísima azucena quedaba visible en el lugar que ocu- paba la bendita monja extática... No se sabe ni cómo ni por dónde dejó de verse... Al poco rato volvió a su lugar la purísima Sierva de Cristo, reemplazando a la azu- cena, que ya no se dejó ver más. Este caso nos lo escribió la Rvda. Madre en los mis- mos días de acontecido, cuando indignamente ejercía- mos las funciones de Guardián de Salamanca; pero ahora lo hallamos escrito y confirmado en un original de Sor María de la Paz, añadiendo ella que esto mismo ocurrió otras varias veces, sin que pudiera precisar fechas... Caso tan estupendo y admirable nos excusa de hacer comentarios, dejando de relieve el espíritu de pureza de la prodigiosa Sierva de Dios. Todavía nos faltaban, sin embargo, relatar los miste- rios del Santísimo Niño de la Pureza, cuya historia es tan extraordinaria y maravillosa que tememos darlo a la publicidad, temerosos de incurrir en una indiscreción ante los sabios y avisados, y más temerosos de que sea causa de algún gesto sacrílego de parte de los poco afectos a creer los fenómenos del mundo superior y divino.

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