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CAPITULO XV FLORES DE PUREZA La virtud de los ángeles. Teorías sobre el mal. Las vestales y las vírgenes. Formidable tentación. Cingulo angélico. Aromas y perfumes. Memorable suceso. Una estampa "muy fea”. Abejas obedientes. I Entremos en el huerto florido del corazón de Sor Ma- ría Ana a respirar el aroma de sus privilegiadas virtu- des. La alabanza más hermosa que ha sabido tributar a la mujer la Revelación, ha sido llamarla m )jer «fuerte» (*). No escasearon en la antigúedad mujeres valero- sas, modelos de fortaleza, cómo Efigenia y Antigona; pero no hay comparación entre esta fortaleza y la de la mujer cristiana... No entendemos aquí por fortaleza la condición poco femenina de una Amazena(*) o de una La- (*) Prov. XXXI. 10. (2) El historiador griego Merodoto, en sus «Nueve libros de la Historia», es quien narra e primera vez el mito de la existencia de unas tribus guerreras de mujeres, conocidas con el nombre de amazonas, que supone ser oriundas del Cáucaso, y que llegaron a formar un pueblo guerrero en el Ponto Euxinio, a orillas del Ter- modon. Las tradiciones africanas hablan de otras amazonas que tenían por reina a Mirina, que llegaron a dominar a los númidas, etíopes, gorgones, etc. El origen de la leyenda de las amazonas no ha podido aclararse.

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