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E O o o AS hara. 112 LA PERLA DE LA HABANA yados en Dios y firmes con el áncora de la esperanza. Post nebula febus. La profesión tan anhelada de Sor María Ana, que pa- recía llevar tan mal camino, pudo realizarse, gracias a Dios, el 5 de octubre de 1900... No fué pequeña parte para estorbar la profesión la conducta del que entonces hacía de confesor y la obe- diencia de nuestra joven... Estaban algunos ánimos muy prevenidos, si no contra ella, sí contra lo que la ocurría. El confesor, no alcanzando mucho en achaques de mís- tica y queriendo obligar a Sor María Ana a vida común, la mandaba permanecer sentada todo el tiempo de ora- ción... Ella obedecía sencillamente, sin dar a nadie ra- zón del porqué, mas las monjas juzgábanla de comodo- na... ¡Vaya una novicia santa, que está sentada toda la oración, decían! Con esto y otras cosillas del mismo jaez Sor Inés tomaba a ¡brujería o cosa parecida lo que ocurría a Sor María Ana... En uno de los éxtasis le metió huesecillo de gallo en la boca; otro día la sorprendió la Madre Maestra metiendo alfileres entre las uñas de los dedos de la extática monja... Preguntada por qué hacía aquello, con- testó: «quería ver si es verdad que está extasiada». Cuando era mayor la efervescencia causada en los ánimos por las cosas de Sor María Ana, llegó a Plasen- cia el Rvdo. P. capuchino Lorenzo de Arráiz, Guardián entonces de Salamanca y más tarde Provincial de la provincia de Castilla. Aún recordamos la carta que nos escribió desde Pla- sencia a Santander, dándonos cuenta del caso extraordi- nário que se le presentaba a resolución. Durante los ejercicios espirituales que dió a aquella Comunidad, pudo examinar, muy despacio y sobre terre-

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