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CAPITULO XI!!! LA PROFESION El anhelo cumplido. El P. Arráiz. Fuertes ataques, Singular riqueza. La profesión. Plática fervorosa. Lío diabólico. Almas y almas... I Quien examine atentamente el busto de Júpiter de Otricoli, aun cuando le sea desconocida la observación de Win Kelman, pensará, con toda naturalidad, que aquella estatua del dios griego «tiene tanto de león como de hombre». El carácter de ciertas personas admite esa calificación; parecen leones en un arrebato, mas luego se humanizan y aparecen en nuestro propio traje de hombres. Los hombres se entienden, aun los más fero- ces, cuando entran en plática desapasionada y serena... Lo mismo que los hombres, las cosas que de ellos de- penden suelen revestir esas dos fases de fiereza y de hu- manidad. Lo que ahora parecía imposible y vidrioso, lue- go se torna blando y practicable. Las grandes lecciones de Dios enseñan a sus siervos a fiarse de su providencia. .. En una hora lloverá granizos, arrojará tempestades, y luego, deshechos los amplios y cargados celajes que obs- curecían el cielo, asoma la hermosa luz del astro fulgu- rante... Es preciso no olvidar que al hombre le hacen falta ambas cosas. Es preciso arrostrar la tormenta apo-

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