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AREA ae > il 1 a CICR: tdo > $ 74 LA PERLA DE LA HABANA pana. Obedeció ella como era n 2 In varia y con todo llegaba la mora ElO divino1 1 ] ] 10 1 ria 1, aunque se sintiera mal, dejaba de ha na 2 11 1] inda al Gloria Patr C , como novicia, tenía que levantarse d su sitio para ” la cortina puesta detrás de la reja (que era ] > hacerlo para la o n), Sor María Ana prac- tica 1 1e3 en u noria d is de Ss op espetoal Santisimo Sacramento. (*) Seguramente no se ha visto en aquella Santa Comuni- dad joven que Jlenase tan perfectamente sus d ni se ha conocido espíritu que iluminase más con las luces del ejemplo. Los frutos y efectos de la luz verdadera son la bondad, la justicia y la verdad. (*) La trinidad de virtudes que forma las almas generosas... Sor Maria Ana las practicó en sus cabales, de sue ¡ue ni había reli ue- na, ni más justa, ni más verídica... La bo Yu ista de sus ojos sublimemente puros. La justicia era exacta para ca 1r IS nineria pe ye + ' , niz- nidud respecto a otras... La verdad; jam SO! sus labios ni adulación mezquina, ni mentira pecaminosa. Í I Ni digamos que usase de embelecos 3 m as 1e no resis- Procedía tan natural y elerantemente « ñ 1 Nada atribuya a ridicolez esta práctica. San Ligorio, en quien corrían paralelas la naturaleza, la gracia, la ciencia y la virtud, hacía todas las noches antes de darse al sueño con regular y admirable exactitud d/ez actos de conformidad con la voluntad de Dios; diez actos de amor a la Virgen María; diez actos de ala- banza; diez actos de entregamiento a J. C.; díez oraciones para hacer lu voluntad de Dios y así por dieces hasta 130 actos dife- rentes. (2) Frutus lucis est in omni bonitate et justitía et veritate. Eph. 5.

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