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74 ALMA PENITENTE infuso. a las almas que desconocen el latín pero rezan el divino oficio con espíritu de fe y de ado- ración, en prueba de lo mucho que le agrada este ejercicio de la salmodia davídica según el rito de la santa madre Iglesia. El espíritu de nuestra Margarita “sencillo” se iluminaba ante el tabernáculo. Quién sabe lo que comprendería de misterios en el rezo de las divi- nas alabanzas! Aquellos breviarios capuchinos que utilizaron madre e hija durante nuestra dirección, quedaron en el Convento de Vigo cuando acontecimientos de la vida obligaron a Margarita y su mamá a establecerse en Madrid. Con relación a este espíritu de penitencia y austeridad debemos recordar el trato cariñoso y devoto que aquellas grandes almas mantenían aún con las monjitas capuchinas sobre todo con las de Plasencia. En septiembre de 1910 hicieron madre e hija un viaje a esta ciudad atraídas por el grato re- cuerdo de sus virtudes y allí fueron madrinas. de Sor Pastora y Sor Dulce María que eran dos buenas galleguitas, la una Concepción Bon de Gangas y la otra María Solas Niel de Ramallosa. Ellas mismas sentían anhelos vivísimos de compartir su vida penitente y clausurada. Más de una vez oímos a Margarita estas demostracio- nes de vigoroso espíritu capuchino, sino que no encontraban de nuestra parte apoyo alguno. Por

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