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nl 1 AP nn€ 712 ALMA PENITENTE Era su psicología, su modalidad, toda dulzura, toda bondad sin asomo de las turbulencias del mundo y sin dobleces de alma. “Transparencia suma, diafanidad casta, sencillez amable”. Para contrarestar el efímero juicio que alguien pudiera de ella formarse, transcribimos estas pa- labras de un cuaderno escrito por su piadosa madre “ángel visible” de Margarita. “Hacía muchas penitencias y dormía sobre una “ tabla y algunos días con otra de almohada; se “ daba disciplinas con unas cadenas de hierro a “* las que ponía alfileres en las puntas, y traía * puestos cilicios y una cuerda con nudos a la “* cintura. Ayunaba varios días en la semana. “* También se grabó el nombre de Jesús sobre el corazón.” En estas palabras de la noble dama, que fué su madre, se refleja el espíritu de penitencia de nuestra joven. Nosotros que supimos de sus cosas, diríamos algo más. Tal era el sentimiento de penitencia en Mar- garita que se creía muy pecadora... A eso obe- deció el acto de contrición que redactó en los primeros ejercicios cuando no había cumplido los 15 años. Clamaba con llanto purísimo diciendo: “Dios mío, ¿yo fuí quién te herí y clavé en esa cruz? Pues desde hoy te prometo nunca ofender-

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