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FLOR DE AZUCENA 63 Haced Dios mío que por la virtud y perfección de ese mismo amor tenga yo la dicha de estar unida a Vos hasta el último día de mi vida”. “Por amor vuestro acepto todas las cruces in- teriores y exteriores con que os dignáis cargar mi cuerpo y mi alma, con tal de que en medio de todas las penas no tenga yo la desgracia de ofenderos y abandonaros ... “Oh Dios mío, estoy pronta a sufrirlo todo con el socorro de vuestra gracia, y os pido que me quitéis la vida antes que deje de amaros...” Estas jaculatorias que copiamos de sus escritos son parejo de otras mil que de anotarlas haríamos interminable este libro; pero copiaremos estos otros pasajes tan llenos de ternura y de amor: “Lo que quieras Jesús mío, Si, mi Amor, lo que tu quieras dispuesta estoy a hacerlo.” “Mi Dios amado, contigo iré contenta, al Cal- vario también. Sí, yo quiero ser esposa de Jesús, a quien me doy dándole entera mi alma con todo cuanto soy: y también quiero imitar a mi Jesús en la pobreza coronándome con espinas y abra- zándome con su cruz...” En estos brotes de su espíritu se va diseñando mejor lo acendrado y puro de su espíritu, que aunque tenía una cierta infantilidad sublime y tierna, era a la vez sólida y robusta, amiga de