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CAPITULO VI PUREZA DE ALMA Esclavos de la corrupción. — “No me perte- nezco”. — Bienaventurados los limpios de corazón. — Vigilancia en la lucha, — “Lo que tú quieras Jesús mío”. EMOS delineado aunque toscamente el cuidado que tenía Margarita en su piedad, considerando que la ley del amor a Jesús le obligaba a una correspondencia muy delicada. Aunque según frase de San Gregorio, toda criatura “nollens mutabilitati suz corruptionis servit”, Margarita parecía una excepción. “Corruptibilitati servimus”. Estamos como vendidos, esclavos de la corruptibilidad; pero el alma de Margarita esparce facetas como un dia- mante que por todas partes destella pureza y candor, “No me querrá Jesucristo si no me encuentra siempre muy blanca”. La blancura era un color LE? Fez PEAD A e A, ES A EN

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