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CAPITULO V PIEDAD DE MARGARITA “Sólo por Ti”. — ¿Qué dirá de esto Jesús? — Yo tengo mi “modita”. — “Mi coladita”. A piedad de las almas no es una cierta ter- nura de afectuosa devoción. Sin embargo la devoción afectuosa «es producto de la piedad. La verdadera piedad como la devoción verdadera debe brotar del fondo de la voluntad como de una rica y abundosa fuente de amor y de adoración hacia Dios. Nuestra esclarecida biografiada gozaba de una piedad profunda que manaba de su convicción angelical sobre los misterios de la religión y de su resuelta voluntad de vivir entregada a Dios. “Solo por tí y todo para tí...” Era como el lis de su escudo espiritual. La fe que ella man- tenía vívida con el aislamiento del mundo y fre- cuencia eucarística, no era en su alma una an- torcha que alumbraba el camino solamente; era

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