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FLOR DE AZUCENA 45 hijo pródigo a su padre, y tú, Jesús mio, recibeme en tus brazos paternales y amorosos!” En la meditación del día 4. habla .resuelta- mente: “Nuestro modelo debe ser Jesús. Yo, Jesús mío, seré quien te imite y quien lleve la cruz con- tigo... hasta el Calvario.” Culmina la piedad en Margarita en los afectos con motivo de la meditación de la Pasión del Se- ñor sobre todo en el acto de contrición que la primera biógrafa, Julia Herreros, traslada a su libro... Es un tesoro cordial, un grito del alma, saturada de vivo dolor. Allí dice como las almas incendiadas de amor “que mejor pasaria por so- bre las encendidas brasas que cometer un “solo pecado venial consentido”... En el entusiasmo de su arrebatada contrición llama a Jesús, prometiéndole oír siempre su voz y sus divinas inspiraciones. “Llámame a ti, le dice, para que sea tu digna esposa, Jesús de mi corazón. Yo te prometo con- solarte cuando todos te abandonen y te dejen solo en el Sagrario. Mi corazón será, Dios mío, para ti. Quiero que tengas en él un jardín y que cada acto de virtud que haga, sea, Jesús mío, una flor consagrada a ti... Quiero vivir de ti y mo- Hi A fe que en estas resoluciones no se muestra niña la devoción y fervor de Margarita.
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