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a MUEREN antes de separarme de tus sagrados Dies “¡Oh! sí, dame, Dios mío, las más terribles [penas: “ la muerte, los martirios, la angustia y el dolor. “ "Tú que eres el consuelo para las almas buenas, “no dejes que me aparte de tu sagrado amor. “ Más te amo que mi vida, Jesús, dueño del [alma; “ no quiero más consuelo que por tu amor sufrir, “Tí eres, Jesús dulce, mi gloria, mi alegría; “* concédeme la gracia de, por tu amor, morir. “A ti, oh Madre mía, de gracia siempre llena, “ te ofrezco desde ahora entero el corazón; “ y juro y aquí firmo con sangre de mis venas “ que tuyo y de tu hijo será siempre mi amor.” Sin duda Jesús se había complacido en aque- llas resoluciones tan intensas, tan puras, tan san- tas y al posarse sobre ellas daba por terminada la lucha. El ángel de su guarda cerró a Margarita los párpados y le dió la señal de partida. Su corazón floreció encielado en nuevos amores. El cuerpo puro y casto, cendal de la muerte quedó en su le- . cho blanco y claro ... Su alma se había despedido de aquel organismo que fué la lira de sus pensa- mientos. Era el 7 de enero de 1919. Margarita había en- trado a vivir en el cielo,

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