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ae 236 ASÍ MUEREN A pesar de su gran voluntad comenzaba en- tonces a sufrir, cierta aridez del alma que habia de purgarla preparándola para el sacrificio final de la vida. Notaba cierta frialdad para la oración y co- mo si Jesús se le ocultara por completo. Le recordamos la historia de Gemma Galganí que recogió algunos versículos de los salmos para semejantes trances y decía: “Yo los rezo cuando Jesús se me oculta”. En adelante no tendremos ocasión de llegar al fondo de aquel corazón tan de Dios. Nos consta empero que continuó su vida perfecta dando en la. Corte un ejemplo de admirable humildad y de una profunda veneración a Jesús Sacramentado. Uno de sus más vehementes deseos era oír fre- cuentemente la palabra de Dios. “Qui ex Deo est verba Dei audit”, señal clara de la sed de per- fección que le devoraba; y como la fe crece cuan- to el amor de Dios acrece, al fin de su vida te- nía Margarita una como iluminación mental de los misterios, más cabal inteligencia de todas las grandes verdades de la religión. Ya hemos dicho en otra parte que carecemos de la experiencia directa y personal del estado de su alma en la postrimería de su existencia, pero sus escritos dan la medida de su capacita- ción espiritual.

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